Uno de los aspectos esenciales para diseñar el dormitorio perfecto es la elección de los colores que lo decorarán. Saber cuáles son los tonos que te relajan y calman será fundamental para crear un ambiente sereno y equilibrado, ideal para un buen descanso.
Para la cama siempre recomendamos que los tonos sean suaves, es decir, neutros, fríos o cálidos, pero en tonos claros dado que estos invitan al descanso y no invaden visualmente. Así, los colores fríos (azules y verdes) en general generan sensación de relajo; los tonos cálidos dan más energía y vitalidad; y si quieres una cama con un look sofisticado y moderno, puedes usar el grafito o el azul oscuro.
La clave para lograr una buena combinación dentro de tu cama es elegir una paleta de color y mantenerte fiel a ella:
1. Si quieres un look limpio y relajado, lo ideal es elegir un color principal neutro o claro (puede ser blanco, crudo, gris, arena o tonos pasteles) y complementar con un par de tonos más como acentos. Puedes mezclar textiles lisos, otros con textura, y también con estampados, pero siempre guiándote por la paleta de color que elegiste. Esta es una buena opción si tienes muebles que destacar, papel mural o pintura llamativa en tus paredes
2. Si quieres una cama con más personalidad y que sea el centro de atención de la pieza, entonces elige una funda de plumón o cobertor con algún diseño y que los complementos sean más lisos o con textura, pero manteniendo la regla de guiarte por los colores que tenga el diseño así siempre combinarán.